sábado, 25 de febrero de 2012

3 durezas

A veces tengo la piel dura,

como una serpiente

que no dobla;

impermeable, intransferible,

ni siquiera de colores,

blanca y negra

como un fotograma mudo,

que no sabe, que no puede.

A veces tengo la piel tensa,

como un equilibrista

congelado en el centro

de la cuerda,

sus pelos descascarándose,

de a uno,

imperceptibles, impermeables.

A veces soy un roca con ojos,

que observa, que oye,

y lo peor: que piensa y dice,

que se sedimenta de a poco,

mientras parece

que no,

que es lenta, que es impermeable,

y que los golpes le son imperceptibles.

hay

Detrás de la línea recta del mar,

detrás del todo,

detrás, incluso, del sol,

y de cada resplandor.

Detrás de la piel

y de las palabras,

detrás de las emociones,

hay.

Lado B (4 en 1)

I

La noche de los gatos pardos me toca

con su hondura descarnada,

las escamas rugosas, de iguana antigua.

La parte invisible del universo

agolpándose al corazón, susurra

sombras para la luna de mi piel.

No hay nada más que lo que falta

cuando existe el silencio.

II

yo que me tapo la boca. yo que hago silencio,

y me tapo la boca.

Y no me despierto,

en qué me he transformado.

Afuera

dos átomos chocan en el plexo

de la existencia.

Parece el después de la bomba atómica,

parece Hiroshima,

y yo sigo

que me tapo la boca,

mientras busco el Ginkgo

eterno. Buso el aire. Solamente el aire.

La autopista azul del viento.

Abro los brazos, y abro las piernas.

La boca, la abro, esperando la bocanada.

Aire. Solamente aire.

Me saco la mano de la boca,

buscando una gota;

y vuelvo con la mano en la boca.

III

La noche del silencio afuera viene a buscarme,

a ofrecerme el sueño, y yo lo rechazo.

Tengo miedo de no despertarme,

o de que lo oscuro sea el siempre,

y el siempre sea eterno.

La parte sombra que oculta el pasado

se agiganta y no para de hacerme

decrecer.

No hay más ruido que el que sobra,

cuando queremos dormir la siesta.

IV

la boca,

esta boca, boba,

muda,

mientras el mundo habla

pavadas,

boca amoratada,

boca mía, boca tuya

te pido sólo,

el beso de las buenas noches.


Poema que se queja

No puedo escribir un puto poema

sin terminar borrándolo todo.

(Excepto esto, claro,

que por supuesto,

no es un poema,

aunque si ustedes quieren,

me llaman poeta,

y me callan payaso).

Daría todo lo que tengo por una carta tuya, por una foto de los dos

Un último gesto tuyo,

en esta noche extraña.

Un último tuyo.

Antes de deshacerme,

antes del fin del mundo.

Un último algo,

que me engañe el tiempo

hacia adelante.

Una última sílaba,

Un último cuerpo

en esta noche llena

de memoria enroscada,

de doliente sabor a nada.

Un último nada.

El pliegue de tu mano

desapareciendo en mi torso.

Y el antes,

en el horizonte perro de mi boca

concentrado de miedo,

atorando mi garganta de sonidos secos.

Solo.

Un último cerca.

que me trague para dejarme

cerca tuyo,

y donde estés.

La china se va a su homónimo (la china se va a la china)

La China se busca, revuelve,

y encuentra en un mapa un país,

que se llama como ella. La China exclama:

"quiero ir a la China".

La China averigua, y se compra

un manual de chino fácil, color rojo,

aprende tres palabras, cuatro, se siente lista

y arma un viaje.

La China se cansa de lo occidental,

de Freud, los fonemas, la guitarra,

la comida chatarra.

Y dice que quiere probar,

con Lao, los ideogramas, el Konghou,

y la comida chatarra.

La China arma la valija al horizonte,

la va a llevar por el cielo,

por arriba de las nubes,

con todas sus ideas y toda su chinicidad.

La China va a bajar en la China,

y sus ojos se van a rasgar aún más,

su piel se va a poner amarilla

y un sombrero chino se le va a aparecer en la cabeza,

y no la va a abandonar en todo el viaje.

La China, va a hablar con su sombrero,

van a hacer disquisiciones de la cultura oriental,

van a dibujar cuadros comparativos sobre el consumo,

y a escribir un cuento de un amor transracial.

La China va estar rodeada de chinos (sin mayúscula porque no son La China),

que caminan, vienen, van, comen,

bajan, suben, estrujen, baj (No. Eso era otro país, ah sí... Germány)

Lo importante del suceso,

quizás lo más invisible es que

de a poco,

muy lentamente,

como una hoja marrón que vibra hacia el pasto;

la China va

a dejar de mirar

la orientalidad

para buscar la horizontalidad,

y todo eso,

a pesar de la verticalidad.

Porque al fin y al cabo,

la China va hacia sí misma.

Poema indirecto, incompleto y poco impersonal

I

Te quiero en la punta de la arena,

en su suavidad gatuna,

revolcándote, samba y pies inquietos.

Te quiero aire, demasía,

en alas. Quebrando el techo,

el concepto de frontera.

Tequiero junco saltado, recolectora

de imágenes, lo que te antoje

el racimo del deseo.

Te quiero a temperatura, y tu

piel calor empañando los espejos

donde todos nos olvidamos.

II

por más que,

sea hostil

mi lazo, mi alma guadaña,

mi efecto de propiedad privada.

la tenacidad de mis ojos

por permanecer retina,

y retener; cazador

de liebres.

III

Te quiero,

y todo eso,

por qué más.


Lo que es y lo que no es

El pozo es hondo,

la angustia es gorda,

la garganta es estrecha,

la lágrima es mar,

el llanto no es risa,

las manos no escriben,

la cabeza no piensa,

las piernas no ruedan,

la brisa es bosque,

la libertad es sueño,

la vida es sueño,

la letra es de la barca,

la comida no alimenta,

los lapices no dibujan,

la almohada no hunde,

la cuerda no suena,

la luz es túnel,

el corazón es enorme,

el aire es redondo,

el sexo es pozo,

los amigos no ríen,

las esposas no aman,

los familiares no abrazan,

las imágenes no emocionan,

lo oscuro es hoy,

la palpitación es mentira,

el poema es apócrifo,

la poesía es palabra,

creer no salva,

andar no anda,

tener no asegura,

confiar no sirve.

Algo de lo que debería ser no está siendo,

y algo de lo que no está siendo debería ser.

Ella -roto-

Este cuerpo roto,

de hombre despedazado,

que reclama libertad con ojos ciegos,

con telas negras, mojadas, adheridas a los cuencos de

los ojos,

ciegos.

Este cuerpo lejos,

esta piel de tiempo, porosa y anestesiada,

que está gritando con euforia,

con desparpajo, muda, intolerante, grita como sorda,

la piel,

muda.

Esta plena falta de vos, este vacío de vos, esta ausencia del sentido, esta muchedumbre de nada.

este exilio involuntario de un poema escrito por otro.

Este cuerpo estúpido,

manipulado, que enrarece la realidad,

que le descentralizan los caminos, que busca como esúpido

instrucciones claras,

y no las hay:

la mente,

confundida.

Este cuerpo mío,

que anda atrás tuyo,

carnivoro, con dientes de marfil, suaves,

como agujas hipodérmicas,

la sangre,

que te quiero.

Este descorazonamiento, este cuarto vacío, esta casa de al lado abandonada, esta emoción inexpresiva, este cielo al revés.

¿dónde estás?

¿dónde estás?

Vida

Desde los pies recorre lo invisible el cuerpo desarmado;

desde los dedos.

Como si tuviese forma de viento, como si tuviese cuerpo de agua;

lo invisible.

Desde la punta, desde la planta, desde el centro del cuerpo:

el eje.

Algo que lo saca a flotar.

Ella caminando. Dejando huellas. Sobre la tierra las escamas. Sobre la playa su piel.

Ella buscando. Como una ciega que intuye, que tacta, que no parece no poder.

Y con violencia se mueve por los surcos del cuerpo.

Toma las venas como autopistas e interrumpe agresiva

la fantasía.

Y en vez de pasear,

sacude. Y en vez de andar,

golpea. Y dice que todo lo que tiene nombre

fue culpa nuestra.

Él, como un bobo. Con ojos de tonto, con rasgos de silencio, con sueños negros. No camina. Planta. No anda. Planta. No funciona. Planta. Y también dice que ata. Él, como un idiota que no parece no poder.

La minúscula percepción del cosquilleo, la imperceptiva célula

que anida la boca, la bacteria de la tierra

al corazón, lo violento de la marea, el hundimiento del pozo, la oscuridad

nervada del silencio, la fuerza de todo lo que puede moverse,

respirar, crecer, estar, to be, nacer, andar, beber, comer, ser.

Ellos.

Para que nazca una flor,

antes tuvo que haber un torrente que sacuda la tierra.

25 grados

Estaba el tiempo de la poesía

esos días amarillos de tilo,

donde no podíamos pensar

porque el vientre se nos hinchaba

los días esos

que el viento se robaba los papelitos

donde escribíamos

cosas que parecían poesía.

ese que cuando queríamos

cantar sin garganta

pero inventábamos las letras

empastando notas

a los pozos y a los baches...

y hasta de vez en cuando

teníamos descalzos unos pies

que el pasto nos daba para correr.

¿sabés?

-me parece que,

todo eso,

todavía está...

desperezándose como el oso

al que se le pasó el invierno.

El Abandonado

Hay alguien que se quedó mudo,

tapado de niebla gris y

subiente de riachuelo

que se quedó silencioso,

como el perdido de la ruta

o el anestesiado observador de lluvias.

Aseguran,

que no es incapacidad fisiológica,

que su lengua está entera,

roja y lista.

Simplemente parece que olvidó:

cómo eran

las letras,

cómo se enhebraban

unas a otras.

Otros,

dicen que el lenguaje,

lo olvidó a él y

que se desovilló de su lengua.

Nadie sabe cómo,

ni por qué.

Pero lo que si cuentan

es que todas las noches llora

como un nene,

el abandono de las palabras.