Estaba el tiempo de la poesía
esos días amarillos de tilo,
donde no podíamos pensar
porque el vientre se nos hinchaba
los días esos
que el viento se robaba los papelitos
donde escribíamos
cosas que parecían poesía.
ese que cuando queríamos
cantar sin garganta
pero inventábamos las letras
empastando notas
a los pozos y a los baches...
y hasta de vez en cuando
teníamos descalzos unos pies
que el pasto nos daba para correr.
¿sabés?
-me parece que,
todo eso,
todavía está...
desperezándose como el oso
al que se le pasó el invierno.
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