Lo más bello de que la puerta de casa esté abierta,
es el fenómeno de la expansión:
allí sucede, la disolución
de las cuatro paredes,
del techo y del suelo.
Allí,
sólo el cielo, y del otro lado,
más cielo.
La expansión es,
que los árboles sean tus plantas,
los perros callejeros tus amigos y
los transeúntes tus concubinos.
Es la revolución copernicana
de la propiedad privada,
que el reflejo en el espejo
sea más fiel que la carne y hueso.
En la expansión,
sólo el cielo,
y del otro lado,
más cielo.
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